sábado, 9 de noviembre de 2013

Segundo viaje a Cuenca

Hoy realizamos el que sería nuestro último viaje a Cuenca en DAI 1. Transcurrieron dos semanas del anterior viaje y varias cosas han cambiado en nuestra forma de afrontar Cuenca. La vez pasada fuimos a experimentar con técnicas, materiales, encuadres... Sin embargo ahora vamos a Cuenca pensando lo que queremos dibujar, como lo vamos a hacer y que problemas debemos resolver. Los profesores, unos días antes de ir, nos guiaron un poco, dándonos consejos para el ejercicio que nos espera. Nos dijeron que es lo que teníamos que corregir, que lo importante era experimentar y huir de la figuración. Teníamos que conseguir captar la esencia del lugar, no copiarlo en el papel.

Esta vez no la dedicamos a conocer y hacer fotos a la ciudad, puesto que no es la primera vez que nos encontramos aquí. Lo que hicimos fue ponernos en marcha desde la parada de bus hasta la zona baja de Cuenca y desde allí proseguimos hasta el lugar de trabajo, que era el último sitio desde el que dibujamos la pasada vez.


 
 
 
 


Nuestro objetivo era abandonar la figuración en los dibujos, realizar abstracciones de lo que veíamos mediante todo lo que habíamos aprendido en clase. Así, intentamos captar la esencia del entorno que nos rodea mediante el reconocimiento de redes, estructuras en la composición del paisaje. La verticalidad era un tema a desarrollar en los dibujos ya que estaba muy presente en el entorno, las rocas, la vegetación sobre ellas, la arquitectura alzándose en la topografía... Mediante la experimentación con diversas técnicas y un dibujo ordenado, compuesto con varias capas, tratamos de abstraer la esencia de lo que veíamos, de ese lugar tan rico y fascinante que era Cuenca.

Estos son los dibujos que resultaron en mi segunda visita a Cuenca:


 
 
 
 

5 comentarios:

  1. El primer dibujo es de reconocimiento del lugar. En el destaco las zonas de vegetación, rocas, arquitectura... También reflejo la verticalidad y la complejidad de algunos temas dentro de la composición. También me intereso por la luz que incide el sol sobre la arquitectura, que corona el paisaje. La luz genera juegos de sombras sobre edificios colindantes y esto me parece un tema interesante a reflejar.

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  2. En el segundo dibujo quise plasmar de forma abstracta la impresión que me había dado el entorno, dividido en zonas en las que predominaban elementos distintos que se relacionaban entre si. Para lo cual tracé redes marcando las direcciones que seguían los elementos que conformaban el paisaje. Una vez hecho esto, con pasteles de colores establecí las zonas y su relación, a la vez que la luz y sombra en un juego.
    Este es un dibujo, como me dijeron los profesores, a lo Paul Klee.

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  3. En el tercer dibujo me serví un poco más de la geometría y de la representación de la luz y la sombra. Mi error fue usar rotuladores porque cuando lo terminé me dí cuenta de que con técnicas liquidas habría conseguido llegar a algo más parecido a lo que me proponía al principio.

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  4. En el cuarto dibujo quise plasmar la verticalidad del lugar, que se generaba en la parte baja del entorno en el que me estaba fijando y que terminaba en la arquitectura que lo corona. Use dos rotuladores de dos colores, el naranja para lo más lejano a mi y el rojo para lo más cercano y en sombra.
    Así, establecí las estructuras en el dibujo y acto seguido rellené las partes más fuertes del dibujo según lo que veía, es decir, una gran roca, una casa disonante con el resto, una zona de vegetación concentrada, una con mucha incidencia de luz...

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  5. El quinto dibujo ha sido fruto de la inspiración que recibí de Palazuelo. Me centré en un tema concreto con el fin de no liarme, esto es, la "colisión" de la arquitectura con las rocas, la cual está cargada de verticalidad. Por lo cual represente trazos que partían de la arquitectura y continuaban hasta en uniformarse con las rocas, creando un todo, obteniendo la esencia de esa relación.

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